El aumento de la población de cormorán, constante en la provincia de León durante los últimos años, es motivo de preocupación por parte de los pescadores leoneses, que creen que esta especie constituye uno de los problemas para la población de las truchas y de otros peces en los cauces fluviales. Según los censos europeos, la población de esta especie crece un 150% cada año. Los pescadores exigen a la Junta que tome medidas para controlar el número de ejemplares de este cuervo marino.

Sin embargo, la alarma de los aficionados a la pesca deportiva ha saltado recientemente. Según el delegado provincial de la Federación Leonesa de Pesca, Francisco Díez de Frutos, esta es la época en la que las truchas están frezando, es decir, que los peces están restregándose contra el fondo del agua para desovar los huevos. «En estos momentos es cuando el cormorán puede hacer más daño a la trucha», afirmó Francisco Díez.

El delegado provincial recordó que el cuerno marino es un ave cuyo hábitat es las zonas costeras, pero que en los últimos meses los pescadores han podido comprobar cómo está presente en zonas de interior. En los embalses de Bárcena, Barrios de Luna y de Riaño se encuentran desde hace más de un año grandes poblaciones de cormorán.

Pero además de que los embalses se hayan convertido en un hábitat habitual para el cormorán, los ríos leoneses comienzan a ser otro de los escenarios donde el ave ya vive sin problemas. «Ahora se los ve con mucha frecuencia en los ríos Esla y Porma y además están en el Eria, donde antes no era normal ver a este pájaro», explicó Francisco Díez, quien además relató que el daño del cormorán en la época de la freza, que empieza este mes «será grande».

La época de la freza, desde diciembre hasta febrero, es una importante periodo para la población de las truchas. Díez advirtió que el pez, aparte de las dificultades que tiene para sobrevivir en los ríos leoneses, como la contaminación, hay que sumarle que constituye gran parte de la dieta del cuervo marino. Así, desde la delegación provincial de la Federación Leonesa de Pesca aseguran que el número de truchas se está diezmando.

Por ello, la asociación pide que la Administración regional tome cartas en el asunto, ya que el problema «crece año a año». «La Junta hace pocas actuaciones al respecto ya que el cormorán es un animal que aprende con mucha facilidad y se adapta a cualquier hábitat». Francisco Díez añadió que las medidas de la Junta de Castilla y León son insuficientes y «debe de tomar actuaciones para evitar que prosperen, el cormorán se está viendo en sitios donde antes no estaba.

Desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta, afirman que en estos momentos «la población de cormorán está estabilizada», aunque no precisaron el número de ejemplares que está en la provincia. «En pequeñas poblaciones estamos realizando medidas para controlar esta especie», indicaron desde el servicio territorial, que además, apostillaron que «el cormorán tiene parte de culpa de los problemas para los peces, pero no es el único factor que condiciona el número de truchas en los cauces fluviales leoneses».

Desde el verano de 2004, el personal de la Consejería de Medio Ambiente viene realizando labores periódicas de control para evaluar la incidencia del cormorán sobre poblaciones piscícolas. En la actualidad, el análisis de esta especie se basa en el abatimiento de ejemplares para analizando cual está siendo la base de su alimentación y ver en qué medida están afectando a la pesca leonesa.

Un feroz depredador fácilmente adaptable

El cormorán –Phalocrocorax carbo–, es un ave de color negro y con la parte inferior de del cuerpo blanquecino. Su tamaño es considerable, porque un ejemplar adulto puede llegar a pesar unos tres kilos. Puede comer unos 500 gramos de pescado diarios y son capaces de engullir piezas de este peso de una sola vez. Su técnica de pesca lo convierte en un feroz depredador. Para evitar su desaparición, en 1979 fue declarado como especie protegida y desde entonces su población ha aumentado hasta tal punto que el ave es un problema en estos momentos. Por eso, en agosto de 2004 el Ministerio de Medio ambiente la descatalogó como especie protegida.

El incremento de la población de cormorán es un fenómeno que afecta a toda Europa en los últimos años. El invierno del año 2000 se alcanzó un máximo histórico, con una cifra de 470.000 aves. Casi tres cuartas partes de esa población se repartían entre cinco países del continente europeo: Noruega, Francia, Italia, España y Alemania, por orden decreciente.

En España, el primer censo de cormorán grande se realizó en 1996, que reflejó una cifra de 36.000 ejemplares, un número que se había duplicado en el año 2003. Los últimos años mostraron que el crecimiento de las colonias se ha ido estancando de forma gradual. En lugares como Asturias la aplicación de la ley de Patrimonio Natural fuerza al Principado a interrumpir la eliminación de las aves, ya que se hace obligatorio el uso de una nueva munición.

Las razones por este crecimiento demográfico hay que buscarlas en la creación artificial de nuevos ambientes favorables a las aves, sobre todo piscifactorías y humedales de cría intensiva de peces en Europa. La proliferación de embalses, más de 1.000 en España, ha contribuido a la expansión de la especie como invernante. De modo que la acuicultura y los embalses son los responsables de su expansión demográfica en el viejo continente.